Los acontecimientos de ayer en Barcelona no van a tener un final armónico, ni integrador, so pena de volvernos a equivocar. Los que tienen la responsabilidad de gestionar, lo han hecho muy mal. Las pérdidas son cuantiosas y los que las han provocado no pueden continuar ejerciendo su magisterio, sin más. Lo de ayer fue el culmen de la locura, el zenit de la inanición y sobre todo, una Vergüenza Nacional. La sociedad civil ha quedado conmocionada ante el espectáculo que dieron desde Madrid los que han concebido una estrategia maniquea en defensa de los privilegios que les otorga su posición, en contra de los sentimientos y deseos de millones de ciudadanos que han tenido que ver actuaciones de otra época.