El empleo es trabajo y se crea mejor si lo desarrollan empresas privadas, porque son más eficientes y aportan la estabilidad de la que carece el sector público. La creación de empleo no debe perseguir fines políticos. Uno crea empleo para ayudar a la sociedad con su esfuerzo, no para ganar posiciones electorales. Y un político debe perseguir el bien común. No me cabe la menor duda de que las intenciones son estas. Sin embargo, estas actuaciones se desarrollan en una dirección contraria, que busca fines partidistas pagados por el dinero del Estado.