La verdad eterna, la lucha incansable del ser humano débil, la voz quebrada de un pueblo y la ingratitud de un Occidente perverso, que todo lo mira pero que nada ve…
Los atentados de Bruselas son perversos, provienen del inframundo, de la miseria y de la desesperación. Los atentados estimulan una aparente solidaridad entre personas que nada tienen en común. La barbarie provoca que se fundan en un abrazo multitud de personas con posiciones antagónicas: se fusionan los que provocan las miserias con los que las sufren. Los políticos maniqueos, perversos y desalmados, se funden en un abrazo solidario con los que padecen las consecuencias de sus actos, de sus egoísmos, de sus decisiones inadecuadas que arrastran a nuestro universo hacia la desesperación.