Viendo este monumento al horror, constatando el cuidado y el esmero con que la iglesia católica lo sostiene, así como la cobardía que expresan nuestros altos dignatarios, uno entiende el deseo que tienen un buen número de españoles, de largarse de este miserable país; por esta y por otras muchas cuestiones consonantes con la misma miseria, que sustenta esta institución horrenda y despiadada.