No les queda otra opción que la de marcharse de este inframundo escenario en el que El Procés los ha metido. Lamentablemente es la única opción que tienen si desean mantener su dignidad. El problema es recurrente, las actitudes también y, por tanto, la respuesta solo puede ser la obligada marcha. Cada uno la instrumentalizará de acuerdo con sus cánones, pero al fin y a la postre, con resultados similares.