La Guerra de Irak provocó mi “despertar” como ciudadano. Me ayudo a volver a tomar conciencia de la realidad del país. Durante muchos años permanecí aletargado, disfrutando de la cómoda posición que se dimana de haber delegado mis responsabilidades cívicas en nuestros políticos, confiando plenamente en sus capacidades y sobre todo, en la honorabilidad de los hombres de la Transición…