Una de las confusiones con las que se incurre en el mundo de la empresa familiar, es considerar que la Obra es la familia y no la empresa. Es un grave y doloso error que comporta consecuencias adversas. Muchas y de un notable calado. Identificar y confundir la Obra con la familia, comporta asumir unas atribuciones impropias del ser humano, porque nadie puede garantizar a futuro que una familia continuará al frente del negocio gestionando la Obra.